Sin embargo, algunos locos somos capaces de retrasar ese ansiado placer de ducha y cervecita a cambio de aprovechar los últimos momentos de luz del atardecer para hacer alguna fotografía (la ducha seguirá en su sitio al llegar a casa y la cerveza estará, si cabe, aún más fría, pero el sol tiene prisa por desaparecer después de haber estado martirizandonos todo el día).
Ese día fué de lo más caluroso. El meteorologo había anunciado tormentas por la tarde y las esperabamos con la esperanza de que nos refrescasen un poco. Pero todo se quedó en aguas de borrajas, bueno, sin aguas, mejor dicho. Nos tuvimos que conformar en ver como los nubarrones de tormentas rodeaban la comarca, oscureciendo el cielo, pero sin llegar a descargar por donde nosotros estábamos. Para más inri, el cielo, poco antes de terminar el trabajo nos hizo un guiño de burla enseñándonos un hermoso aorcoiris. Yo tenía la cámara en el coche, a unos 50 metros, pero no podía abandonar el puesto de trabajo aunque tan sólo quedaban unos minutos; de modo que esta vez no pude cazar al arcoiris y me quedé sin la holla de monedas de oro.
Luego se levantó una brisa de aire que, ahora si, nos refrescó, pero hizo también desaparecer los oscuros nubarrones y su arcoiris.
Ya llebaba tres días enteros sin hacer ninguna foto... vaya "mono" ¿no?.Por eso al ir para casa, me alejé del casco urbano y me fui para el campo, aunque no fuese más que para fotografiar las pocas nubes que quedaban y los rastrojos de los campos segados:
