EL HOMBRE DEL TELÉFONO ROJO

Para evitar el aburrimiento, muchas mañanas acompañaba a mi cuñado José Ramón ("Ñaño", para los amigos), corredor comercial en sus andaduras por las calles comerciales de Santo Domingo.
Ñaño había entrado en una tienda, pero ni ésta, con su ambiente caluroso, ni su gestión comercial tenían interés para mi, de modo que opté por salir a la calle a esperarlo. Como siempre llevaba la cámara dispuesta, colgada a la altura de la cintura y con la mano aparentemente reposando en ella (en realidad dispuesta para disparar con disimulo).
Por mi izquierda, calle arriba venía un hombre "actual", absorto en el teclado de su celular (así le llaman allí a lo que nosotros denominamos teléfono móvil)... no era gran cosa como motivo fotográfico.
Giré la mirada hacia la derecha y por allí se acercaba el caso contrario: todo un clásico de hombre caribeño, con su guayabera de hilo,su pantalón de fresco lino, su bolsa de unos conocidos grandes almacenes,y... en la otra mano ese "moderno" teléfono rojo, con candado incluido que seguramente,llevaba o venía de reparar.
Estuve tentado a llevarme la cámara a la cara y disparar descaradamente ante tal personaje, pero preferí ser discreto y seguir en mi "postura" de cazador de imágenes.
Cuando ambos individuos estuvieron a mi altura apreté el disparador y quedó plasmada esta escena, donde el hombre moderno se aleja calle arriba (hacia el futuro quizás) con su tecnología punta, mientras que el hombre del teléfono del pasado regresa hacia nosotros, con la mirada perdida en quién sabe qué pensamientos y abrazado a su preciado tesoro: